domingo, 4 de julio de 2010

II Reportaje Informativo

Reserva natural que debe recuperarse para el disfrute de la ciudad

Años de abandono sufre el Parque La Romerita

De aquel lugar de recreación para niños, jóvenes y familias de la ciudad y sus alrededores, hoy sólo se refleja soledad a través de sus rejas

Ubicado en pleno corazón de San Cristóbal, existe un espacio natural conocido como Parque La Romerita. Su entrada principal está en la prolongación de la avenida Carabobo y posee otra vía de acceso por la avenida Francisco Cárdenas, a pesar de esto desde hace varios años se encuentra inoperativo y cerrado al público. Un candado adorna su reja y las personas que por allí transitan ya están acostumbradas a sólo verlo desde afuera sin poder disfrutar de una de las pocas zonas ecológicas de la ciudad.


Este lugar es considerado Parque Natural, que según el diccionario ecológico de Gonzalo De Valle es: un área poco transformada por la explotación u ocupación humana que, en razón a la belleza de su paisaje, la representatividad de su ecosistema o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, posee unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente.


Wolfang Buitrago, jefe del Vivero Municipal, explica que el parque posee extensiones de zonas verdes y gramales y un arroyo perteneciente a la quebrada La Parada, que llena pequeños estanques. Asimismo, hay algunos bohíos de concreto y ladrillos donde anteriormente los usuarios podían realizar diversas actividades como fiestas infantiles. Mientras estuvo en funcionamiento se contó con un pequeño zoológico con monos, aves, tortugas e insectos.

Buitrago informa que por ser un pequeño bosque de la zona andina, la vegetación se caracteriza por ser heterogénea, con la presencia tanto de árboles altos y medianos como de arbustales y herbazales. Dentro de éste, se pueden encontrar especies como: el samán, la ceiba, el jabillo, el coco e ´mono, el chupón, la ceiba, entre otros. Con respecto a la fauna, actualmente sólo existen pequeñas ardillas y las aves que pernoctan allí pero que no se encuentran en cautiverio. “Este parque constituye un pulmón natural único en la ciudad”, expresa Buitrago.

Retrato de un abandono
Al observar al parque a través de su reja perimetral, lo primero que salta a la vista es la notable ausencia de mantenimiento. Desechos, hojas secas, matorrales, además de perros abandonados y un desagradable olor emanado de la quebrada que por allí desciende, muestran un panorama desolador para un lugar que hace varios años fue escenario de entretenimiento, recreación y esparcimiento.

Vecinos del sector se contradicen al decir la fecha que tiene clausurado el parque y los motivos. Roberto Useche, policía municipal del destacamento La Romera desde hace cinco años, cuenta que lleva cerrado aproximadamente seis años y que se debe a la muerte de una niña la cual cayó en aguas de la quebrada. Por su parte, Francisco Escobar, dueño de un establecimiento comercial dice tener 10 años en ese local y desde su llegada el parque ya no funcionaba, esto por la muerte de un niño de un plan vacacional dentro de las instalaciones.

Crónica de la verdadera historia
Desde el 25 de marzo de 1999, se venían efectuando quejas del deterioro y poco mantenimiento que le daban al Parque La Romerita, esto según el Diario La Nación de esa fecha. Para entonces, se denunciaban problemas de toda índole como el mal estado de las jaulas de los animales, la falta de alimentación de éstos, la contaminación del agua de la quebrada y lo dañados que se encontraban los kioscos, además de la inconsciencia de los visitantes al arrojar botellas, latas y otros desechos fuera de los recipientes de la basura.


Una de las acusaciones más importantes era el peligro inminente que existía debido a la inseguridad de los puentes que se elevaban por la quebrada, los cuales no tenían seguridad para los niños quienes eran los asiduos visitantes del parque. Fue poco menos de tres meses después, cuando Ana Gabriela Salazar de seis años, muriera en las aguas de esta quebrada al caer por el puente mientras disfrutaba de un paseo ecológico con su colegio el preescolar La Sirenita.

Como informa el Diario La Nación en su edición del 5 de junio de 1999, la niña iba de regreso al transporte escolar cuando cayó a las aguas y fue arrastrada 600 metros hasta donde personal de salvamento la pudo rescatar aunque ya sin vida debido a los politraumatismos sufridos.

Cinco días después el mismo diario publica la noticia de la clausura del parque por razones de seguridad. La orden fue dada por el alcalde Pérez con el anuncio de que una comisión integrada por el Cuerpo de Bomberos y personal técnico de la Alcaldía realizaría una inspección de la problemática que se presentaba en el lugar. Luego de eso, serían aprobados los recursos para el mantenimiento del mismo, se estimaba que se reabriría al público al cabo de pocos meses. Hasta el día de hoy son 11 años los que lleva cerrado el parque.

Proyecto en mesa de la Alcaldía
Fidel Quintero, jefe de la Administración de Parques, Jardines y Áreas Verdes de la alcaldía de San Cristóbal, declara por su parte que el parque lleva inoperativo alrededor de tres años ya que no tienen ni la vigilancia, ni el personal necesario para este tipo de espacio. Dio a conocer acerca de un proyecto que tiene la Alcaldía junto con el Instituto Autónomo Municipal de la Feria Internacional de San Sebastián (Iamfiss) para la recuperación de La Romerita.

En dicho proyecto, explicó Quintero, se recuperarán linderos, jardines y terrenos que los vecinos han tomado ilegalmente, se saneará las aguas contaminadas de la quebrada, y se construirá un zoológico. “Es un proyecto grande que ya está aprobado por el Consejo Legislativo, debemos recuperar totalmente el parque para poder meter responsablemente los animales allí. Se están haciendo estudios para determinar la ubicación de las jaulas, de las reservas de alimentos y todo lo que dicten las ordenanzas. Se espera empezar el proyecto el año entrante”, expresó Quintero.

Paralelo a esto, mensualmente se realizan jornadas de limpieza donde cuadrillas de mantenimiento de áreas verdes van a sacar los desechos que arrojan los vecinos y algunos vagabundos que logran ingresar al parque. “Cada vez estamos sembrando nuevas especies y tomando medidas fitosanitarias - prevención y curación de las enfermedades de las plantas – en algunos árboles enfermos”, concluyó Quintero.

La Romerita, por representar un pulmón vegetal como pocos en la ciudad, es un patrimonio natural que se debe cuidar y mantener. Esto opina Israel Ruiz, representante del grupo de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional Experimental de Táchira (UNET), quien indicó que junto a profesores del Jardín Botánico de esta casa de estudios quisieron crear una comisión para preservar el parque, pero la Alcaldía les informó que son ellos quienes se encargan de estas labores.

Comenta Ruiz que de reabrirse el parque, los alumnos de Ingeniería Ambiental podrían realizar sus prácticas de suelo, de vegetación y de agua por la quebrada que pasa por el lugar, además de convertirse en lugar de distracción y esparcimiento para los habitantes de la ciudad.

Yo sí entre al parque



Luz López:
“Entré aún estando cerrado el parque. Fui con amigos Scout y ellos pudieron abrir. Tuvimos el parque para nosotros, hay muchas plantas, caminerías y kioscos donde compartir”.

Willians Labrador: “Cuando estaba cerrado entraba por la casa de una amiga. La puerta trasera comunicaba directamente al parque. De pequeño íbamos en familia, era un destino seguro para algunos domingos”.

Herly Quiñones: “Iba en mi época de estudiante a reunirme con mis compañeros allá. Recuerdo que había un pequeño zoológico con monos y tortugas”

Fotografías: Mariana A. Suárez

viernes, 2 de julio de 2010

Noticia III Rueda de Prensa

Con más de seis áreas de recorrido entre vegetación y fauna silvestre

Jardín Botánico del Táchira realiza talleres ecológicos

Un clima fresco de montaña, la tranquilidad de la naturaleza y la diversidad ecológica se combinan para hacer del Jardín Botánico del Táchira un espacio natural digno de visitar

Como parte de los Talleres Ecológicos “Interpretación de la Biodiversidad” que brinda el Jardín Botánico del Táchira, estudiantes de Periodismo Científico realizaron un recorrido por este espacio natural en el cual compartieron tres horas de aprendizaje en materia de botánica, fauna y flora silvestre. El jardín ubicado en la parte alta de la ciudad, en el sector paramillo está adscrito al Decanato de Extensión e Investigación de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET).

Con 22 años de funcionamiento el Botánico del Táchira cuenta con 33.5 hectáreas de terreno y su temperatura media es de 16 a 24 grados centígrados. El recorrido del taller ecológico que estuvo a cargo de Angy Prato, licenciada en Educación Integral y Magister en Gerencia Ambiental, consistió en seis estaciones del Jardín, cada una con la explicación de su funcionamiento.

La primera parada se realizó en el área de etnobotánica, con una extensión de aproximadamente una hectárea, en ésta se busca rescatar parte de la cultura del hombre resaltando el origen y las propiedades curativas de algunas plantas medicinales. Se pueden encontrar tres tipos diferentes de sábila, mata ratón, cariaquito morado, orégano, algodón, chocolata, entre otras. Existe un mini huerto el cual es trabajado por personas con discapacidad, donde los productos allí cultivados son vendidos en ferias escolares.

La zona de jardín mesozoico, es la segunda parada en el recorrido, la cual posee plantas formadas en la era a la cual debe su nombre, la mayoría de éstas pertenecen a la familia de los pinos, específicamente existen en este lugar siete clases diferentes, entre los cuales están: pino canadiense o Caribe, pino planchado y pino ela. Estos árboles son propios de los países estacionarios, no tienen ni flor ni fruto definido y a pesar de ser bellos ecológicamente impermeabilizan el suelo donde nacen, impidiendo que crezca alguna otra planta.

Seguidamente se encuentra el zoocriadero, el cual utilizan como recurso didáctico para los niños que asisten al jardín. Se pueden observar: curíes, palomas, conejos Chinchilla y conejos Mariposa, galápagos, tortugas terrestres, guacamayas, loros, patos, gallinas y una pareja de monos capuchinos.

El orquideario, además de ser un espacio para la investigación de las orquídeas tanto nativas de Los Andes venezolanos, como de las traídas de la América Tropical, representa un lugar para la conservación de la flor nacional. Protegidas de los rayos solares por una malla de polisombra están aproximadamente unas 900 especies de orquídeas, las cuales son cuidadas y tratadas para luego hacer su reinserción florística en el bosque.


En el área de entomología – estudios de los insectos – se encuentran más de 5 mil ejemplares disecados, además de esto, existe una serie de reptiles vivos para su estudio. Como es el caso de dos serpientes Boa Constrictor, una serpiente reinita, una tarántula y un caimán, el encargado de esta área de zoocriadero, Luis Alexander Figueroa, explicó que en cuanto a las serpientes, éstas son alimentadas mensualmente y el caimán al momento de crecer será liberado en la represa Uribante.

El final del recorrido se realiza en el Lombricultivo, el cual consta de seis camas de cemento, en donde a través de las lombrices rojas californianas y del estiércol de ganado, se produce el humus – sustancia que proviene de la descomposición de restos orgánicos – necesario para la fertilización orgánica de las especies vegetales de la UNET.

El Jardín Botánico del Táchira está abierto al público de lunes a viernes y generalmente se realiza un recorrido diario que comienza a las 8 de la mañana y finaliza a las 12 del medio día, son visitas guiadas por personal experto del jardín y se realiza a grupos, el costo de la entrada es de 10 Bolívares Fuertes.

Fotografías: Mariana Suárez